Por Arnaldo Rodríguez Espinoza*
La Historia se puede aprender de múltiples maneras, y principalmente hacerla atractiva y fácil de asimilar, es decir, lo complejo no es sinónimo de rigurosidad o de calidad, ya que la manera en que se brinde la información puede ser más asequible y comprensible. Es ahí cuando una técnica como la infografía nos podría ayudar mucho, máxime con una generación Y y Z, una muy visual.
Ahora bien, no hay que olvidar que en la infografía el estilo debe ser original, es decir, no copiar otros diseños. Además, debe evitarse recargarla de texto y más bien hacerla rica gráficamente, y la utilización de colores en fundamental.
Existe diversos programas para hacer una infografía como Piktochart, Easelly, infogram entre otros, incluso es posible hacerla en Power Point, teniendo claro que aunque no existe un tamaño establecido, en general la medida es 1:4 (donde uno es el ancho el 4 la altura, es decir, debe ser cuatro veces más alta que ancha).
Esta técnica ha sido aplicada en el curso virtual de Historia de la Cultura, lo que ha permitido varios aspectos relevantes en los disentes, tales como: capacidad de síntesis, organización de sus ideas, originalidad, un mayor acercamiento con la temática, y finalmente, la evidencia que es posible estudiar historia de una manera sencilla y atractiva, que además les permite poder divulgarla en redes sociales y con otros amigos. Por este motivo, este recurso posee un enorme potencial para la enseñanza de la Historia, que parece ser aprovechado
*Máster. Arnaldo Rodríguez Espinoza. Profesor e investigador de la Cátedra de Historia de la UNED Correo electrónico: